Hoy celebramos el Día de la Tierra, organizado por la Earth Day Network cuya misión consiste en ampliar y diversificar el movimiento ambiental en todo el mundo y movilizarlo eficazmente para construir un medio ambiente saludable y sostenible, hacer frente al cambio climático, y proteger la Tierra para las generaciones futuras.

Para todas las religiones, la filosofía esotérica, la alquimia y la astrología, la Tierra es uno de los 4 elementos – tierra, fuego, agua y aire- . El elemento tierra, es pasivo y femenino, al igual que el elemento agua, frente al aire y el fuego, activos y masculinos.

El cielo y la tierra, uno soporte del otro, dieron existencia a la naturaleza. La tierra asume el papel de elemento femenino, receptivo y nutricio: la Madre Tierra, que alberga a las semillas, que germinan y crecen dentro de ella hasta que salen a la superficie y se hacen visibles, pero necesitan de ese tiempo y de ese espacio para su incubación.

También se relaciona con nuestro interior, el silencio, el ir hacia adentro alejándonos de las distracciones de la vida cotidiana. Sembrando los valores esenciales y fundamentales para poder vivir plenamente, en paz y armonía.

Honramos este día instándote a llegar a tu interior para sembrar los valores que hagan el mundo mejor para nosotros y las generaciones futuras.

Hombres y Mujeres tenemos aspectos femeninos y masculinos en nuestra persona. Las experiencias nos permiten desplegar aspectos y aptitudes desconocidas para integrar ambos aspectos poco a poco.

En ciertas oportunidades desarrollamos uno durante un tiempo y nuestra atención y dedicación se focaliza en ese aspecto, luego necesitamos equilibrarnos, produciendo el opuesto.

Este proceso puede generar una gran tensión y algún desconcierto, ya que mientras lo estamos atravesando no tenemos ni certezas ni la claridad suficiente para saber hacia adonde vamos y las implicancias que esto puede tener en nuestra vida.

Lo cierto es que hoy muchas mujeres están rompiendo con el paradigma del patriarcado y se presentan independientes, fuertes, exitosas, desarrollando sus aspectos masculinos, y muchos hombres se van abriendo a sus aspectos femeninos, permitiéndose ser más sensibles, expresando sus emociones y mostrando su vulnerabilidad y su creatividad. Por supuesto, otros tantos, aún se sienten desconcertados al no poder responder con sus viejas programaciones a la realidad cambiante.

Poco a poco se van creando espacios adonde varones y mujeres debemos establecer acuerdos, donde ya no es el poder de uno sobre otro lo que define la relación. En la elección de estar juntos el «qué» y el «cómo» tienen que redefinirse.

Las mujeres y los hombres vamos creando una danza singular, en la que nos encontramos y nos fusionamos, para liego separarnos y reencontrarnos, permitiendo que nuestras facetas femeninas y masculinas se vayan acercando, hasta integrarse en uno. La energía femenina y masculina se abrazan y se funden en el centro del corazón que integra a estos opuestos que dejan de ser contradictorios para transformarse en complementarios. Lo masculino y lo femenino, es uno soporte del otro, igual que el cielo y la tierra, la chispa en el centro del corazón.

Hombres y mujeres debemos encontrarnos, respetando nuestras diferencias desde la mutua aceptación y reconocimiento, integrando primero, los opuestos complementarios en nosotros mismos. El amor es lo que verdaderamente puede acercarnos.

Hoy se celebra el DÍA MUNDIAL DE LA SALUD, creado por la Organización Mundial de la Salud, es un organismo especializado de las Naciones Unidas, fundado en 1948, cuyo objetivo es alcanzar, para todos los pueblos, el mayor grado de salud.

En su Constitución, la salud se define como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente como la ausencia de afecciones o enfermedades.

Como terapeuta integrativa mi atención está enfocada en crear las mejores condiciones posibles para que cada persona pueda desarrollar su pleno potencial conectándose con su verdadera esencia más allá de los roles adjudicados familiar o socialmente. Al abrirnos a la posibilidad de una mirada integradora que reúne el plano físico, emocional, mental, social y espiritual, podemos reconocer una realidad interrelacionada y así descubrir nuestra íntima conexión con la vida en todas sus dimensiones.

Las mujeres tuvimos que entregar muchos aspectos femeninos para lograr la igualdad de derechos entre los géneros, al punto de intentar -frecuentemente- ser como los hombres. Para sentirnos fuertes y dignas, debíamos estar con hombres y reproducir sus valores.

Hoy podemos ver gran cantidad de mujeres en cargos directivos, que quedan tomadas por un arquetipo de líder absolutamente masculino. Nuestra exagerada valorización de las virtudes del patriarcado que somete y desvaloriza lo femenino -bajo las que muchas nos criamos- trajo enormes consecuencias para la sociedad.

Mientras nuestro lado masculino piensa en conquistas, competencia, logros individuales, exitos materiales…nuestro lado femenino sueña con el sentido de comunidad, cooperación, interrelación e integración.

Ambos aspectos están presentes en hombres y mujeres, y las circunstancias de la vida nos hacen explorarlos y desplegarlos, incluso los que no reconocemos como propios que proyectamos en el exterior, lo que hace que nos sintamos atraídas por personas que tienen afinidad por esos aspectos reprimidos.

Nuestra forma de integrar el aspecto femenino y el masculino a la conciencia es reconocer que nada de lo que atraemos nos es ajeno realmente, nos guste o no, es una parte nuestra que debemos aceptar y reconocer en nuestro proceso de individualización y realización.

El desafío de esta época es, cada uno integrar los opuestos complementarios, y encontrarnos hombres y mujeres respetando nuestras diferencias desde un lugar de mutua aceptación y reconocimiento.