Seres más felices

Endorfinas, Serotonina Y Dopamina. Ya se conocen las vías que en el cerebro conducen a la felicidad y de nosotros depende crear las condiciones para que esto sea posible.

 

Hace un tiempo leí un artículo cuyo título me resultó muy sugestivo: «El hombre más feliz del planeta». Se trataba de una entrevista realizada a Matthieu Ricard, un biólogo que se convirtió al Budismo Tibetano y realizaba largas prácticas de Meditación. Él fue apodado de esta manera por neurocientíficos de la Universidad de Wisconsin, que realizaron estudios sobre lo que ocurre en el cerebro durante las prácticas de Meditación y sus beneficios a largo plazo. Para ello conectaron a Ricard 256 sensores y encontraron que cuando él meditaba, su mente se volvía muy clara y generaba más ondas gamma asociadas a la conciencia, la atención y la memoria. Estos resultados mostraron que el área de la corteza prefrontal izquierda se activaba fuertemente y esto posibilitaba la experiencia de felicidad y bienestar.

Al ser consultado sobre estos resultados, él respondió que la meditación permite auto generar estos estados, y propone tener una práctica de 15 minutos por día en la que tengamos pensamientos felices, de altruismo y positivos.

Más allá de la práctica meditativa que se utilice para inducir esos estados, hay otro factor fundamental que es la intención de convertirnos en seres más felices. Asumir la firme determinación es lo que nos permite tomar las decisiones adecuadas que orientan nuestras acciones en esa dirección y lo hacen posible.

Si no permitimos que emociones o pensamientos negativos nos distraigan, el lóbulo frontal se enciende y las redes neuronales del mismo se van fortaleciendo, mientras que otras áreas más asociadas a la gratificación inmediata se inhiben. Esto es lo que nos posibilita sostener metas a largo plazo y llegar a su realización. El lóbulo frontal nos da la habilidad para hacernos cargo de nuestras vidas más allá de los vaivenes emocionales, circunstancias externas, predeterminaciones genéticas o ambientales. Cuando adquirimos nueva información y la repetimos hasta aprenderla o cuando tenemos nuevas experiencias y luego las recordamos se van creando redes neuronales que se van afianzando con el tiempo.

Las neuronas se comunican entre sí a través de neurotransmisores específicos durante la sinapsis. Los principales neurotransmisores involucrados en la experiencia de felicidad son las endorfinas, la serotonina y la dopamina. Estos son liberados cada vez que tenemos una sensación placentera o experimentamos felicidad. La descarga química quedará asociada a la nueva red simpática que se establece como un recuerdo episódico. Así, cada vez que recordamos o repetimos la experiencia, se vuelven a descargar los mismos neurotransmisores y se enciende la misma red neuronal. Esta es la forma en la que vamos creando vías en el cerebro que nos conducen a la felicidad y de nosotros depende crear las condiciones para que esto sea posible.