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Hombres y Mujeres tenemos aspectos femeninos y masculinos en nuestra persona. Las experiencias nos permiten desplegar aspectos y aptitudes desconocidas para integrar ambos aspectos poco a poco.

En ciertas oportunidades desarrollamos uno durante un tiempo y nuestra atención y dedicación se focaliza en ese aspecto, luego necesitamos equilibrarnos, produciendo el opuesto.

Este proceso puede generar una gran tensión y algún desconcierto, ya que mientras lo estamos atravesando no tenemos ni certezas ni la claridad suficiente para saber hacia adonde vamos y las implicancias que esto puede tener en nuestra vida.

Lo cierto es que hoy muchas mujeres están rompiendo con el paradigma del patriarcado y se presentan independientes, fuertes, exitosas, desarrollando sus aspectos masculinos, y muchos hombres se van abriendo a sus aspectos femeninos, permitiéndose ser más sensibles, expresando sus emociones y mostrando su vulnerabilidad y su creatividad. Por supuesto, otros tantos, aún se sienten desconcertados al no poder responder con sus viejas programaciones a la realidad cambiante.

Poco a poco se van creando espacios adonde varones y mujeres debemos establecer acuerdos, donde ya no es el poder de uno sobre otro lo que define la relación. En la elección de estar juntos el «qué» y el «cómo» tienen que redefinirse.

Las mujeres y los hombres vamos creando una danza singular, en la que nos encontramos y nos fusionamos, para liego separarnos y reencontrarnos, permitiendo que nuestras facetas femeninas y masculinas se vayan acercando, hasta integrarse en uno. La energía femenina y masculina se abrazan y se funden en el centro del corazón que integra a estos opuestos que dejan de ser contradictorios para transformarse en complementarios. Lo masculino y lo femenino, es uno soporte del otro, igual que el cielo y la tierra, la chispa en el centro del corazón.

Hombres y mujeres debemos encontrarnos, respetando nuestras diferencias desde la mutua aceptación y reconocimiento, integrando primero, los opuestos complementarios en nosotros mismos. El amor es lo que verdaderamente puede acercarnos.

En este día las mujeres celebramos la obtención de los mismos derechos civiles y laborales que los hombres, para poder desarrollarnos libremente como personas íntegras en la sociedad. El 8 de mayo de 1857 las mujeres que trabajaban en empresas de la industria textil en Nueva York, Estados Unidos, organizaron una protesta en reclamo de sus bajos salarios y las inhumanas condiciones de trabajo a las que estaban sometidas. En mayo de 1908, 15.000 mujeres salieron a las calles para exigir mejoras en el horario de trabajo, en el salario, el derecho al voto y el fin del trabajo infantil.

En la actualidad hay opiniones encontradas respecto si debería existir un día especial para la mujer, ya que esto acentúa la diferencias que se quieren evitar. Pero lo cierto es que estas diferencias existieron y aún existen en muchas partes del mundo donde las condiciones de sometimiento son infrahumanas.

Si bien el sometimiento no es patrimonio de las mujeres, sí es cierto que el patriarcado dejó a las mujeres en una situación de desigualdad en relación a los hombres. Y el machismo se cobró sus víctimas. Se ha violado el derecho más fundamental y esencial de todo ser humano que es la libertad de ser plenamente quien uno es y tener la posibilidad de tomar libremente sus propias decisiones. La imagen de lo que se suponía que tenía que ser una mujer estaba totalmente condicionada, mientras que los hombres en general, podían hacer pleno uso de su poder personal para someterlas. Sin embargo no es que los hombres quedaran fuera de los condicionamientos sociales y culturales. Pero hoy no nos vamos a ocupar de los hombres.

 

Tal vez este sea un muy buen día no sólo para que nos regalen una bella flor, sino para que reflexionemos sobre nuestras propias vidas, y pensemos:

  • Si realmente estamos viviendo la vida que elegimos vivir.
  • Si estamos donde queremos estar y con quienes  queremos estar.
  • Si nuestra autoestima está sana o si necesitamos ayuda.
  • Si nos estamos sometiendo a algo o a alguien que no nos permite ser o expresarnos con libertad.
  • Cuáles son los condicionamientos que no nos dejan seguir creciendo y que nos limitan.
  • Si nos sentimos capaces de realizar los cambios que necesitamos realizar para traer más amor a nuestras vidas.
  • Si contamos con una red de contención que nos permita atravesar los cambios y sentirnos acompañadas.

 

Sin duda este es un tiempo para reunirnos, y juntas sanar nuestras heridas y las que hemos recibido de nuestros ancestros. Ya que ese dolor y la rabia provocadas por el sometimiento se transmiten de generación en generación de manera inconsciente. Este es un tiempo de empoderamiento para la mujer, en el que tiene la gran oportunidad de expresar sus cualidades y capacidades proporcionando las condiciones y ámbitos adecuados y cuidados para seguir creciendo y co-creando con la vida.